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AMIGO (abrigo, artilugio contra el frío)

 Hoy me quedé sin tu abrigo amigo, artilugio estoy nevado por el frío de tu ausencia no comentarás nada aquí porque descansas para siempre de esta dolorosa vuelta al sol que nos marcó la sangre la copa del brindis se ha roto se ha vuelto cielo oscuro entre planetas         Hoy tengo frío amigo sin tu abrigo sólo me queda el confort de saber que tu dolor se ha vuelto luz hacia allí vas, a la luz, donde perteneces porque aún aquí en nuestro páramo de sombras eras luz. Te abrazo y me abrigo aquí con el artilugio de tu recuerdo merodeando estos sitios de mis letras.   buen viaje a la luz amigo-abrigo-artilugio contra el frío. a Mario Edelmiro Vasconi y su luz que sigue en alto. https://cuatrobulevares.blogspot.com/2009/07/homenaje-al-maestro-amigo-abrigo.html

A veces la noche...

Hay veces en que la noche parece querer decirnos algo. Hace años que me pasa, salgo a mirar para arriba... y no sé... algo en el aire, en el modo en que las estrellas pestañean, algo diferente en la luz. Esta noche por ejemplo, en la que la luna amenaza irse a dormir temprano, dejándonos a merced de la tormenta que a la tarde hacía guardia en el horizonte, liberando el espacio azul por donde uno podría caerse si no tiene la precaución y buena costumbre de caer antes al sueño. Miro para arriba y pregunto sin hablar, mis ojos son mil signos de pregunta... uno por cada año que pregunté... aclaro que hasta ahora nunca tuve respuesta, y creo que nunca la tendré, pero no importa; eso me alienta a seguir mirando cada tanto. Tal vez nunca obtuve respuesta porque nunca pregunté concretamente, aunque recuerdo a veces haber proferido en voz alta: "¿que pasa?, ¿que te pasa cielo que tus luces son como ojos?, ¿qué pasa infinito?... ¿qué querés decirme noche?..." y así, por décadas, y sigue pasando. Andar caminando por ahí y detenerme a mirar para arriba y sentir la mirada del universo... no intimidante, más bien la de un amigo que te observa a ver qué nueva tontería emprenderás, pero que no te dice nada, te deja hacer sin juzgar. No tengo dios ni dioses, nunca los tuve, pero a veces pienso que eso que siento podría ser algo así: sin medida, incomprensible, inasible, fuera del lenguaje, incluso el de los gestos y más aún: el de la música; la que aparentemente está más cerca de las profundidades conectadas de uno y el espacio y el mar y la tierra. Un dios sin las caretas que le imponen los hombres, un dios que ni siquiera se resiste a ser comprendido pues está más allá de aquello que podemos admitir como luz o como sombra... no sé, podría ser un dios indiferente, o vengativo, o misericorde, o sectario, pero de todos modos podría ser también curioso, como yo lo soy con las hormigas por ejemplo, a las que cada tanto observo... mientras en algún momento una de tantas dirige sus antenas hacia arriba (hacia mí)... ¿sentirá acaso esto mismo que yo siento: que algo pasa en el cielo, que alguna pregunta se formula en un nivel de pensamiento que no llega a inteligir?...
No lo sé. Sí advierto que a veces la noche no es como siempre, a veces parece querer decirnos algo.

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