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Hoy me falta un cumpleaños...

 Hoy hubiéramos empezado a mandarnos mensajes y organizar cómo encarar la semana, analizando qué animal sacrificar para las brasas, eligiendo qué bebidas serían adecuadas, en calidad y sobre todo en cantidad... hoy estoy extrañando todo eso... Aún me cuesta creer. Aún me duele hasta el aliento. Esta canción salió hace rato, pero pude llegar a grabarla hoy mismo, porque recién hoy que me quedé sin tu cumple, pude cantarla sin llorar.¿Será el fresco repentino del clima?¿serán los aires de revolución que están empezando a amanecer?,¿será el vino o el fernet? ... no lo sé, pero aquí está  Las dos orillas    La niñez que nunca perdimos hace la plancha en el río mirando a las dos orillas porque sabe que habrá un guiño desde cualquiera. La niñez que flota y deriva busca tu luz en orillas siguiendo caminos de humo ruta azul del infinito que nunca olvida. Ayer es siempre en la memoria aunque el hoy se haya roto mañana veré tu orilla desde el guiño del humo a tu brasa que alum...

La creciente (otra más)

Y volvió la creciente viejo...
la de siempre, la de la espuma
la del agua marrón de chocolate
de arañas rasguñando su escape
sobre el espejo roto a remolinos
la del desorden de boyas y tanza
la de levantar cañas e irse...

enojado, marrón, excitado
levantando la voz por las orillas
retomando posesiones ancestrales
amontonando lágrimas en las compuertas
tomando exámen al corazón bombero
limpiando tu panteón
de plásticos blasfemos
lo miramos en silencio midiendo las ondas
con un nudo de sedal en el alma
y un remolino en la memoria

volvió a llevarse árboles
como si fueran sueños
volvió a llevarse sueños
como si fueran peces
volvió y tocó los barrios
volvió y besó veredas
cubrió las flores y los patios
despertando insomnios
que empiezan a cantar cuando atardece...

volvió, viejo, volvió...
y ahora viste... me inunda por dos frentes...
los años me abrieron la tosca del corazón
y hay otras calles y otros bulevares
y otras bocas de tormenta
y el cauce de mi sangre está más hondo
pero también más ancho
quizá por eso la creciente
se puso ancha de tiempo
y ahí está empecinada
mirándonos... mirándonos
con su ceño fruncido de corriente

y entonces la miramos...
la miramos en silencio midiendo las ondas
y esperando
con un nudo de sedal en el alma
y un remolino de niñez en la memoria.



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