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AMIGO (abrigo, artilugio contra el frío)

 Hoy me quedé sin tu abrigo amigo, artilugio estoy nevado por el frío de tu ausencia no comentarás nada aquí porque descansas para siempre de esta dolorosa vuelta al sol que nos marcó la sangre la copa del brindis se ha roto se ha vuelto cielo oscuro entre planetas         Hoy tengo frío amigo sin tu abrigo sólo me queda el confort de saber que tu dolor se ha vuelto luz hacia allí vas, a la luz, donde perteneces porque aún aquí en nuestro páramo de sombras eras luz. Te abrazo y me abrigo aquí con el artilugio de tu recuerdo merodeando estos sitios de mis letras.   buen viaje a la luz amigo-abrigo-artilugio contra el frío. a Mario Edelmiro Vasconi y su luz que sigue en alto. https://cuatrobulevares.blogspot.com/2009/07/homenaje-al-maestro-amigo-abrigo.html

Yo no sé hermano....

 
Yo no sé hermano, qué te trajo de vuelta…
¿habrán sido tus versos con aroma de sierras?
¿tus toros burlados, tus hambres de cebolla?
hortelano que lloras por caminos de sangre
me golpeás la puerta con el sol de tu risa
tu puño de trinchera
yo no sé….
 
Quizá los vuelos de tus carnívoros cuchillos…
quizá mi río hinchado y turbio
yo no sé…. 
 
Tal vez el viento...
el viento de tu pueblo allá en el hondo tiempo
o del mío en estos días de burla y de resuellos...
los vientos de tu pueblo te llevaban
y te han traido hoy aquí
a esta puerta hinchada como el río
a este viento de mi pueblo hoy
poblado de tormentas…
 
quizá mis manos simplemente te trajeron,
las mismas en las que hoy quisiera levantar
piedras, rayos y hachas estridentes…
una tormenta sí, que limpie el barro
que un día te nombró y que hoy me vuelve
sin fusiles, sin botas…
pero con ese mismo hedor
de burla, mentira y muerte.
 
Yo no sé hermano…
tus cárceles burladas
a golpe de palabra y aleteo de versos
me vienen a traer el canto
que creí guardado para siempre
la rebelión, la herida, el brote….
me traen tus maestros y los míos
un millón de rayos que no cesan
porque ha vuelto a dolerme el día
porque me crece la rebelión
como crece el hambre
 
y siento la dentadura armada
y siento un fuego
y corro dientes abajo
a buscar el centro…
y allí te encuentro
con tu palabra en alto
tu puño levantado...
y tu risa de espada victoriosa. 
 
 
 
a la memoria de Miguel Hernández en estos días dentro de un pueblo sin memoria.

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