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Nito

 ...tus ojos eran dos soles negros  en la madrugada y nos dijeron adiós dos pares de manos sostuvieron tu cabeza mi hijo y yo dejé que el sol del mediodía te calentara el cuerpo frío y un pozo de veinte minutos te recibió en sus brazos me han golpeado dos soles negros con potencia de boxeador experto anduve grogui todo el día ando en la niebla del dolor ando en la niebla del silencio ya no está tu voz de bisagra oxidada ni tu cercana espera, siempre al borde de mis pies todo parece un sueño y cada vez que despierto  entiendo que no lo es. quizá un día nos volvamos a ver.  ¡Buen viaje compañero!. Siempre te extrañaré. las cenizas de la Ñata, tu dueña original, señalan el lugar donde reposas; la Nita, tu compañera de casa mira el silencio donde duermes... y yo con nubes de lágrimas no sé qué mirar ni qué escuchar. 

Allá lejos...

 En la temprana adolescencia, allá por el 77, en un libro de texto (Shunko, de Jorge W. Ábalos) encontré este poema de Tomás Eloy Martínez, que memorizé automáticamente. Luego no volví a saber de él, hasta ahora que acabo de encontrarlo luego de años de búsqueda. Gracias Maestro Tomás, creo que ahí se consolidó mi vocación por decir lo que duele callar. 


Lamentación por Ana Vieyra

No encenderá tu amor, como la oveja,

el viento en los vellones fugitivos,

ni tu perfi1 de alondra en las espumas

de un verano desnudo,

como la sangre vuelve a las cigarras,

después que las canciones han herido su sombra.


Ya no, Ana Vieyra, sobre la adolescente

soledad de tus manos sin orillas

amanecerá el aire, entre pastores.

¡Tu largo corazón se ha vuelto río!


Si tu aliento lo empuja el mediodía,

¿cómo alzarán su lengua los quebrachos,

y cómo en la algarroba, sin tu alma temprana,

recogerá los suefios del otofio?


Dile a la tierra tu silencio, dile

tu pan al agua y tu mejilla al cielo.

Si no resbala el corazón, los juncos

arderán con la flor de tu misterio.


Pero dame tu oveja y tu memoria:

no hay otro sueño que las guarde, sólo

mis pájaros abiertos en tu boca

como una larga sed, cerca del polvo.


Tomás Eloy Martínez



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